A la hora de comida
De mi hora (horas cuando tengo ganas) de comida me puse a observar a las catacumbas wannabes que comparten el barrio, todas cortadas por la misma tijera, con el celular de un lado y luciendo en sus muñecas una bacanal sintética de colores que si bien ayudan a algunas causas, también se llevan de paso la estética del paisaje burgués donde ahora me encuentro... En lo que Doña Sara llegaba con el menú, volteé a la derecha pa' no echar el humo al comensal de a lado y ahí estaba: "Tintorería Automática F'hain" y ahí fue cuando recordé que alguna vez en mi vida estuve en el antro que después del inolvidable Cocobongo mas feliz me ha hecho gastar mi cada día mas escaso dinero.
-Crema de Zanahoria, ensalada de atún, un tehuacán y pan, por favor.
-¡Cómo no!
En el Lovelite me puse unas divertidas bárbaras, este lugar comenzó como un sustituto de la Casa de Cultura Popular, y a la fecha se ha convertido en recinto para las mejores fiestas y exhibiciones de arte callejero en que haya estado. La primera vez que llegué ahí iba con el temor de ser asaltada porque la neta así un antro wishy-washy no parece, de hecho está dentro de un estacionamiento donde se hacía evidente mi imperiosa necesidad por colarme pa' que el frío no calara tanto. Ese día se presentaba el "F'hain Wall Street" una exposición ni muy muy ni tan tan -nomás tintan jejeje.
Click -Road to nowhere-Los nombres de las esquinas aledañas fueron cambiados por el Road to nowhere, de hecho, cuando asistí posteriormente mi compañero me preguntó:
-A qué calle vamos?
-Nowhere
-Eso no existe, no empieces, si no quieres salir no vamos y ya...
Así es sin gente
Total, ya dentro era una especie de Papalote Museo de Niño, con la particularidad que en lugar de jugar, tocar y aprender aquí era "fumar no pisar y beber": a las 11 se terminaba el show en la sala y podías pasar al dance hall donde para mi buena fortuna fue noche de swing y rock.
Aquí una pic del Dance Hall
Una banda italiana llegó a tocar con una cantidad impresionante de metales y así sin más la gente empezó a bailar: de todos ellos había una pareja que parecía disfrutar la noche mas que nadie, totalmente enamorados se movían de tal forma que lo único que pude hacer fue sentarme a verlos y desear 1)que algún día pudiera bailar así y 2)que él pudiera estar ahí para que hiciéramos lo mismo jejeje! ....Sí estuvo ahí unos meses después, pero nada de eso pasó: Fuimos directo al bar, tomamos un par de cervezas y me dijo -qué onda con tu antro, vamos a algo mas decente si?
Nos fuimos y esa fue la última vez que pisé Lovelite F'hain y aunque en este año no lo vuelva a hacer pronto volveré, eso es seguro...