martes, septiembre 23

paisano

Cuando iba a la uni era muchísimo mas pinup que ahora... de hecho ahora, solo me peino una o dos veces por semana, la noche del 15 Mary no se tomó el día libre y me hizo unas trenzas harto mexicanas con remilágrima incluida porque los tirones dolían mucho y le dije -no, nomás la mitad, ahí déjalas, a lo que ella sabiamente respondió -es que no te pasas ni el cepillo, por eso tu pelo no aguanta. (omaygad!!!)

En fin, cuando iba a la uni era más pinup, porque entre otras cosas, iba perfectamente arreglada a clase de 7. Hoy me volví a levantar a las 5am, ya sin uni, para ir a la cita de mi visa en la embajada gringa. Si usted fino lector se pregunta por qué no tuve una antes, pues sabrá que nunca antes tuve necesidad o interés de pisar territorio americano, vaya el interés no lo tengo todavía, pero la necesidad sí.

Ahí me tiene, abriéndome paso con mis tacones del 12: ¿aquí es la fila para las citas? no, solo es para trabajadores de campo... y ya, hice toooodo el proceso, desde quitarme el saco, el chaleco, los zapatos, justificar el viaje y mi pendejéz por no poder juntar los pulgares en el identificador digital.

Mientras esperaba mi turno con el oficial consular, llegó el grupo de paisanos, todos con gorra que les cubrían las chapas rojas, vestidos jeans y chamarra, bueno unos solo con camiseta; para el frío que hacía a esa hora, me quedó claro que mi necesidad de visa era nula al lado de la de ellos. Quería decirles, mucha suerte paisano, qué pena que debas dejar atrás tu casa, tu familia y tus amigos, pero qué bueno, que al menos tú puedas irte de legal a buscar una vida mejor, que bueno que (al menos esta vez) no vas a tener que cruzar ríos o desiertos, ni tener que lidiar con polleros traicioneros... Quería invitarles a todos un atole y una torta de tamal a la salida, y quería darles las gracias por ser luchones y valientes.

Quise pararme a hablar con ellos, pero no tuve las pelotas para acercarme y perder con ello mi chance de visa, y peor me sentí cuando los escuché diciendo -mira, nomás porque ellos traen abrigo sí se las dan.

Cuando salí de ahí, mi mamá, más audaz que yo, se había hecho compañera de las esposas y madres de algunos, ya hasta café tomaban juntas, venían de Michoacán y temían que por la paranoia de los recientes atentados no quisieran acreditarlos.

martes, septiembre 2

sí y no

Aunque muchas veces hago alarde de mis habilidades para procrastinear, deben saber que también trabajo, y mucho... porque esto de acercar a los pueblos no es fácil, en especial cuando uno es competencia tan dura del otro. En fin, hace un par de años dejé el trabajo de PGR; ahí como en todos los trabajos de serie de televisón tipo 24, hay hora de entrada más no de salida, celular intervenido, visitas de investigación domiciliaria y hasta posibilidad de ser acusado de desvío de información y asociación delictuosa si por casualidad se dejaba un documento fuera de su lugar o un papel sin destrozar en el bote de basura, etc.

Obvio eso no da lugar para una vida social tan bonita y pródiga como la que muchos queremos, por eso, cuando hice la entrevista de mi actual trabajo me dijeron ¿y no se te hace mucho que el horario sea de 9.00 a 18.00? -ah no, súper para mí. Entonces con un mayor espectro de vida personal empecé a hacer un montón de planes así de ... ahora sí me voy a meter al gimnasio, voy a pasar mis clases de alemán en la tarde, regresar a practicar caligrafía, ver a mis amigas, y en una de esas hasta terminar el montón de libros en mi buró.

Pero cual nuevo rico con su fortuna, toda esa cantidad de tiempo extra se vino a convertir en una serie de excesos, por ejemplo, me dio por agendar una cena todos los días, ir de compras innecesarias y ver toda la televisón que no había podido en los últimos 6 años.

Pa' cuando me di cuenta, porque la ropa ya no me quedaba, decidí que entonces lo mejor era volver a la workoholeada: muy malo. Con kilos de más y convencida que matar mis horas de ocio con trabajo extra era la mejor opción, me inserté de nuevo en ese círculo, pero prontamente razoné y pensé: ni madres, estos no me pagan las horas extras y entre más tiempo pase aquí, mayores serán las posibilidades de que me escabulla a la despensa y regrese a mi silla a comerme el paquete de galletas (porque no soy de las que comen nomás una).

Este es mi primer intento de rendención.

lunes, septiembre 1

en la estación de policía

Con eso de que estoy planeando los próximos días de viaje, me puse a buscar potenciales hosts en el Hospitality Club, y pues en un ejercicio de nostalgia, también fui de metiche a los perfiles de mis contactos... y llegué al de Christina.

A ella la conocí en casa de un periodista llamado Alessandro Marini, entre las muchas idioteces que hicimos juntas, nos enganchamos a dos motociclistas italianos para recorrer Roma a media noche a toda velocidad -pedas-, también introducimos armas poteciales al Vaticano -pedas-, compramos mercancía de árabes ilegales afuera del politécnico -pedas-, fuimos a los conciertos de MTVE en el Coliseo -pedas- y también a la estación de policía -sobrias (sick!)-

Como Christina era poco hábil para eso de tratar con malandros, se le hizo fácil llevar su cartera en el bolso y pa' cuando se dio cuenta, me dijo "ya me robaron, ándale acompañame" Ante sus ojos, mi italiano de 3 pesos era suficiente para clamar el cobijo de la justicia romana.... ahí en la estación, los italianos me dijeron que ella debía llenar una denuncia y presentarse ante el ministerio público (wtf!!) y pues como eso tomaría mucho tiempo, se me hizo fácil quedarme en un cuartito acá de mala muerte y sacar la botella de vino con grapa que traía en la bolsa en lo que mi china amiga salía.

En mi ligera embriaguéz pensé, ay a lo mejor estos la están violando y yo aquí pegándole al vidrio (esta expresión me la enseñaron mis colegas de de PGR)... cuando se apareció, del susto tiré el alcohol, y me dice ahí vienen, si te ven tomando seguro te quedas aquí... y pues me quité los calcetines, limpié, eché la evidencia de mi pecado a la bolsa y dije devo andare adesso, grazie mille... esperé a Christina en la esquina y concluimos que lo mejor era llamar a su casa para cancelar las tarjetas.... -después de casi 5 horas, par de idiotas.