sí y no
Aunque muchas veces hago alarde de mis habilidades para procrastinear, deben saber que también trabajo, y mucho... porque esto de acercar a los pueblos no es fácil, en especial cuando uno es competencia tan dura del otro. En fin, hace un par de años dejé el trabajo de PGR; ahí como en todos los trabajos de serie de televisón tipo 24, hay hora de entrada más no de salida, celular intervenido, visitas de investigación domiciliaria y hasta posibilidad de ser acusado de desvío de información y asociación delictuosa si por casualidad se dejaba un documento fuera de su lugar o un papel sin destrozar en el bote de basura, etc.
Obvio eso no da lugar para una vida social tan bonita y pródiga como la que muchos queremos, por eso, cuando hice la entrevista de mi actual trabajo me dijeron ¿y no se te hace mucho que el horario sea de 9.00 a 18.00? -ah no, súper para mí. Entonces con un mayor espectro de vida personal empecé a hacer un montón de planes así de ... ahora sí me voy a meter al gimnasio, voy a pasar mis clases de alemán en la tarde, regresar a practicar caligrafía, ver a mis amigas, y en una de esas hasta terminar el montón de libros en mi buró.
Pero cual nuevo rico con su fortuna, toda esa cantidad de tiempo extra se vino a convertir en una serie de excesos, por ejemplo, me dio por agendar una cena todos los días, ir de compras innecesarias y ver toda la televisón que no había podido en los últimos 6 años.
Pa' cuando me di cuenta, porque la ropa ya no me quedaba, decidí que entonces lo mejor era volver a la workoholeada: muy malo. Con kilos de más y convencida que matar mis horas de ocio con trabajo extra era la mejor opción, me inserté de nuevo en ese círculo, pero prontamente razoné y pensé: ni madres, estos no me pagan las horas extras y entre más tiempo pase aquí, mayores serán las posibilidades de que me escabulla a la despensa y regrese a mi silla a comerme el paquete de galletas (porque no soy de las que comen nomás una).
Este es mi primer intento de rendención.
Obvio eso no da lugar para una vida social tan bonita y pródiga como la que muchos queremos, por eso, cuando hice la entrevista de mi actual trabajo me dijeron ¿y no se te hace mucho que el horario sea de 9.00 a 18.00? -ah no, súper para mí. Entonces con un mayor espectro de vida personal empecé a hacer un montón de planes así de ... ahora sí me voy a meter al gimnasio, voy a pasar mis clases de alemán en la tarde, regresar a practicar caligrafía, ver a mis amigas, y en una de esas hasta terminar el montón de libros en mi buró.
Pero cual nuevo rico con su fortuna, toda esa cantidad de tiempo extra se vino a convertir en una serie de excesos, por ejemplo, me dio por agendar una cena todos los días, ir de compras innecesarias y ver toda la televisón que no había podido en los últimos 6 años.
Pa' cuando me di cuenta, porque la ropa ya no me quedaba, decidí que entonces lo mejor era volver a la workoholeada: muy malo. Con kilos de más y convencida que matar mis horas de ocio con trabajo extra era la mejor opción, me inserté de nuevo en ese círculo, pero prontamente razoné y pensé: ni madres, estos no me pagan las horas extras y entre más tiempo pase aquí, mayores serán las posibilidades de que me escabulla a la despensa y regrese a mi silla a comerme el paquete de galletas (porque no soy de las que comen nomás una).
Este es mi primer intento de rendención.