Pascal
Le dije a Mau que me acompañara y mientras caminábamos por las calles del centro lo encontré: Una sonrisa fue la culpable de que una serie de recuerdos me empezaron a pegar en la cabeza unos tras otro: que si Sadamclaus, la cocina alfombrada, la fiestas para regaderas nuevas, el dentista, whiskey a media noche, wer wie was, etc... El departamento de Weidenweg se hacía otra vez presente y Eric también, pero en una forma extraña: no era él, sino Pascal.

El punto de todo es que caí en cuenta de lo que estaba haciendo, y eso me llevó a dar una larga caminata para enumerar las posibles razones de este fracaso emocional, especialmente porque el niño era encantador -algunas veces demasiado, sin embargo, siempre respetamos nuestra forma de pensar, nunca hubo descortesías, etc... ¿Por qué pasaba día y noche pensando en que no lo soportaba? Me sentía mal conmigo misma, al fin y al cabo ¡¡¡qué culpa tenía el pobre de mis memorias orientales, de odiar el Flohmarkt, de pensar que Hänschen klein es una canción de niños tontos!!!
Llegué a la conclusión que era demasiado tarde para dar marcha atrás, mi pequeña visita teutona se había ido, y yo, yo me quedé con dos cosas: sigo siendo pésima para manejar el tiempo, al segunda un poco menos depresiva es que él me enseñó que sí los hay!!!
@ Nacos del mundo:en Alemania se les conoce como Prolet...