jueves, agosto 28

¡Sorpresa!

No vaya a pensar usted que soy mala hija.
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Caía cálidamente la saliva sobre la almohada cuando la tranquilidad de mi sueño se vio interrumpida por la voz de mi vecina diciendo -ay que trabajadora es usted, muchas felicidades!... ¿eh? ¿a mí? ... pero si estoy dormida.... aún no hay luz de día...

¡¡¡Omaygad, es cumplé de mamá!!!, entonces desperté y me dí cuenta que era la vecina quien en lugar mío le daba un abrazo a las 6.00am; me apresuré aún sabiendo que perdería el porte principesco que me caracteriza, crucé mi habitación, el pasillo, las escaleras, otro pasillo, hasta que llegué a la puerta, pero ya era demasiado tarde... Ella se marchaba fría como el viento, peligrosa como el mar, no hubo mañanitas, ni mañanotas, ni abrazo con aliento matutino.

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Desde la semana pasada, a mi papá se le ocurrió organizar una noche bohemia -sopresa- en la cual todo será dicha, bienaventuranza... y los chistes de Noel, incluso preparó una recopilación musical con los mejores éxitos del rock and roll.
Aunque parezca díficil de creer, nadie hizo el intento de explicarle en todas las formas posibles que las fiestas sorpresa son de las peores cosas que puedan ocurrírsele al cónyuge; al contrario, todos nos rejocigamos y dijimos -que súper idea! y entonces corrimos presurosos cual pastores de Belén para organizarlo todo: a mí me tocaba el pastel, a Irene la comida y a Reyna hacer las llamadas pertinentes.

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Hoy es jueves, y no tengo idea de cómo la vamos a mantener fuera de casa , ni de cómo ocultar las sillas y mesas, y eso... lo único que es seguro, es que aparte de todo, mamá se está organizando su propio festejo para el domingo, invitando a los mismo que pensamos compartirán el convite el sábado.



-4-
Es re complicado esto de las fiestas sorpresas.